La temporada de las fresas comienza a finales de marzo y termina a finales de julio, así que ahora es el momento de hacerla protagonista en nuestra cocina. Como hemos dicho antes, además de sabrosa y nutritiva, es una fuente de fibra, vitamina C y magnesio. De sus numerosos beneficios para nuestra salud, esta entre ellos sus propiedades diuréticas, no solo el fruto, si no también las infusiones que podemos hacer con sus hojas y raíces. 

Por una parte, el bajo contenido calórico es algo que siempre nos produce curiosidad cuando estamos tratando de cuidar nuestra dieta. Por supuesto las fresas son una de ellas, son un alimento que sacia y  por contra  tiene una bajo contenido calórico, por lo que es ideal para las dietas de adelgazamiento (pero si estáis pensando en iniciar una, acudir a un médico i/o nutricionista, recordar que yo no soy ninguno de ellos, jeje).

Por otra parte, las fresas son antioxidantes, gracias a su gran contenido de antocianina, manganeso y ácido pelágico. La antocianina, es el componente que le da el espectacular color rojo y es una antioxidante natural que cuida la salud de nuestras células. El manganeso, por su parte es una antiinflamatorio natural, se podría decir que equivale los efectos de la aspirina e ibuprofeno. Y  finalmente el ácido pelágico, nos aporta propiedades para el cuidado de nuestra piel, ya que la hace más elástica y retrasa los signos de envejecimiento, arrugas y flacidez de la piel, así como ayuda a mantener el cabello y uñas sanos.

             Valores nutricionales de las fresas